La búsqueda de eficiencia en los procesos de producción provocó la transformación de la organización artesanal del trabajo, en la que solo una persona tenia el conocimiento completo de las propiedades de los materiales y el dominio técnico necesario para obtenerlos. Con la llegada de las maquinas el trabajo se mudó a las fabricas y se establecieron sistemas muy rígidos de trabajo, donde la división de las tareas y el modo de realizarlas estaba muy precisado.
El sistema máquina-producto se caracteriza por incorporar al proceso de maquinas automáticas que no requieren el control directo de las personas, por lo que el trabajo humano es reemplazado por las máquinas para obtener mayor producción en menor tiempo.
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